Acción de gracias y Montreal

MONTREAL: Montreal es la mayor ciudad de la provincia de Quebec, en Canadá, y la segunda más poblada de todo el país. Está situado en la isla del mismo nombre, entre dos ríos. Además, es una ciudad mayormente francófona, aunque se puede decir sin género de dudas que es practicamente bilingüe, ya que el inglés es también muy importante. De cualquier manera es una ciudad con gran variedad de idiomas debido al gran índice de inmigración y diversidad que posee.   Su nombre proviene de la expresión «Mont-Royal», que significa monte real, o montaña real. El término Royal, según mi amigo Jan me explicó, fue derivando hacia Real debido a que «la plebe» empezó a pronunciarlo y escribirlo de esa forma, pese a que, hoy en día, la palabra Real per sé no tiene significado alguno, ni en inglés ni en francés. Vamos, que no existe.

El monte Real, pues, está localizado en medio de la isla, y forma parte de la ciudad. Según dice la gente, sobre la cima del monte en sí hay un cruz, y ningún edificio puede sobrepasar la altura de la cruz susodicha. Jan me lo confirmó, y, aunque me parece raro, tendré que creérmelo.

El caso es que llego Thanksgiving, y, aunque tendría que hacer el sacrificio de no experimentar una de las mayores fiestas de la cultura americana (sobre todo por el pollo), pues me fui a Montreal con mis amigos canadienses. Salimos el martes de la semana pasada y llegamos allí a la noche, después de seis horas de viaje conduciendo (yo no, que no tengo carnet). Estabamos cansadísimos, pero, si pensais que nos fuimos a la cama, estáis muy equivocados: Todo lo contrario, un paso rápido por casa para asearnos y ponernos algo decente encima, y un poquillo de fiesta canadiense. Eso si, a las 3 recogimos y a dormir.

 

MIÉRCOLES

 

El miércoles nos despertamos pronto, pese a que habíamos dormido relativamente poco, y nos dispusimos a dar una vuelta por la ciudad, de día.

Emil y Jan me llevaron a desayunar a uno de los mejores sitios de la ciudad en lo que a desayunos se refiere, y degusté unas maravillosas tortitas con moras, junto con bacon (que no falte nunca, lo más básico de los desayunos americanos), salchichas, patata cocida, zumito de naranja y frutas varias (fresa y melón, entre otras). Un poco de sobremesa comentando cuales son los planes para el día (y la noche), y siguiente parada: let’s see the barber.

Emil y Jan consideran que mi pelo (y el suyo también) ya va estando excesivamente largo. Y, la verdad, es que tienen razón. Así que me dejo llevar por las calles del Downtown de Montreal entre rascacielos y casas, hasta una pequeña peluquería/barbería bajando las escaleras. Cómo de película. Nos sentamos cada uno en un sillón, y, en menos que canta un gallo, los trabajadores del peinado se ponen manos a la obra; a mi me toca la pequeñita asiática…

No tengo ningún problema, ni mucho menos, pero es gracioso como a Emil, cuyo padre es negro, le corta el pelo un peluquero negro. Supongo que en cuanto ven entrar a un blanquito a la peluquería piensan que va a querer algo tradicional (y en mi caso, tienen razón).

El caso, que mi señora me pone el delantal y me coge del pelo para saber como lo quiero de corto. Le digo que «así» (ni muy largo ni muy corto) y me dice que muy bien, que muy bien. Pero supongo que todos habéis tenido alguno de esos peluqueros que, les digas lo que les digas, te cortan el pelo como les da la gana. Así que os podéis imaginar lo que pasó: Me dejó más pelado que las ovejas en época de esquilar.

Nuestra amiga peluquera perpetrando el crimen

 

Imaginaos la situación: Un poco de corte de pelo con tijeras, un poco de maquina para igualar… Y yo pensando, «cojones, al final me va a dejar guapo y todo». Pero no. Otro retoque con tijeras. Espera que te corto un poco el flequillo. Vaya hombre, por aquí me ha quedado muy largo. Hmmm mejor si te rebajo por este lado…

Y, al final, que sales pensando que lo mejor habría sido cogerte una maquinilla en casa y pasártela al cero. Pero que le vas a hacer, por lo menos todavía crece (y espero que por mucho tiempo, aunque no las tengo todas conmigo).

Cuando terminan de cortarnos el pelo a Emil y a mi nos dirigimos a un Mall, a un Centro Comercial (el mas grande de la ciudad, que interconecta 2 o 3… una pasada) porque el amigo Jan no confía en los barberos y prefiere ir a una peluquería de las de verdad. Así que mientras el se corte se lava y se peina, como un auténtico señor, Emil y yo nos damos una vuelta.

Champs, footlocke… Paraiso de las tiendas deportivas. Como todas las ciudades grandes de Norteamérica, vaya. Pero no por eso deja de sorprenderme siempre que voy a uno de esos sitios. Ojalá en España fuese, al menos, parecido. No digo ya igual.

Comemos por ahí, y cenamos por ahí, también. La cena la realizamos en un restaurante/bar: Dan cenas desde las 8 hasta las 11, o así, y a partir de las 11 a beber y a bailar. Cosa muy común por Montreal. Así que nada, un poco de fiesta (de nuevo)

 

JUEVES

Como no todo es fiesta y farra, y después de las vacaciones de Acción de gracias tenemos un torneo de basket, el jueves por la mañana Emil me lleva al gimnasio donde trabajaba antes de venir a Maine. Tenemos pensado hacer un poco de pesas, para no perder el ritmo, y luego jugar una pachanga, o, aunque sea, tirar unos tiros.

Había oído hablar sobre el gimnasio, sobre lo bueno que era, la de cosas que tenía, que era para ricos… Un montón de cosas. Así que esperaba algo impresionante, algo digno de ver, algo inmenso.

Pero lo que imaginaba no se acercaba, ni un poquito, a lo que me encontré. Increíble. No hay palabras para describirlo. Un complejo gigantesco, parcialmente bajo tierra. Cafetería digna de un hotel cinco estrellas, tres pistas de tenis y otras tantas de squash bajo tierra, piscinas, una sala de pesas de primera clase, una pista «indoor» de atletismo al rededor de las pistas de tenis, sala de cardio… Con la boca abierta. En serio, inigualable.

Según me contaba Emil, es el gimnasio al que va toda la gente rica de la ciudad, y vamos, que me lo creo. El estuvo trabajando ahí mas de un año, y dice que el sueldo no es prácticamente nada, pero que trabajar allí te da derecho a usar TODO sin pagar, y esa es la razón por la que la gente quiere trabajar ahí. No me extraña.

 

Pistas de tenis…una pequeña parte

 

Así que hacemos un poco de pesas, jugamos un poco de 2×2 con un par de chavales que hay por ahí, y a las hora y pico nos vamos a los vestuarios (que, por cierto, parecen una sala de reunión en vez de unos vestuarios. Las taquillas son de mas calidad que los armarios de mi casa, no exagero)

Jan nos recoge con su coche y nos lleva al extrarradio de Montreal, donde unos amigos suyos van a jugar un partidillo. El viaje dura casi media hora (la ciudad es bastante grande), pero al final llegamos al instituto. Un instituto de un barrio no precisamente rico de la ciudad, se respira baloncesto. Unos tiros para calentar y pronto nos ponemos con el 5×5 toda la cancha, que dura aproximadamente una hora. Una hora de baloncesto divertido, conociendo gente y otras culturas, una de las cosas más interesantes, al menos, para mi, de este deporte. La verdad es que pasamos un buen rato.

Y, tras la pachanga, de vuelta a casa de Emil. Pero cuando estamos llegando, a Emil le llega un mensaje de que hay partidos en su antiguo instituto, donde está jugando también su hermano. Así que, con lo puesto, nos vamos para allá, y jugamos otro poco, esta vez 4×4. Tarde completa de baloncesto.

Volvemos a casa, una ducha, y a seguir conociendo la parte nocturna de Montreal (y su ciudad subterránea, una de las mas grandes del mundo), pero esta vez con nueva compañía, Francis,  al que nos encontramos en el segundo partidillo y que decidió venirse con nosotros. Un buen tipo.

 

El bueno de Francis (algo movido, el pobre)

 

VIERNES

 

El viernes por la mañana Emil y yo repetimos en Midtown, el gimnasio de gran calidad. Otro poquito de pesas y un poco de baloncesto, antes de que Jan venga a buscarme. Si, digo a buscarme porque Emil tiene cosas que hacer, así que esta tarde la voy a pasar con Jan. Tras ir a comer algo ligero, me pregunta que si me apetece ver la catedral de Montreal, el oratorio de St. Joseph’s. Como no he hecho nada de turismo «cultural» desde que hemos llegado, más allá de ir de compras por el Downtown, me parece una buena idea. Así que me lleva hasta allí:

St. Joshep’s

 

La catedral en si está situada en el mismo Monte Real de la ciudad, donde, como ya he explicado al principio de la entrada, está situada la cruz cuya altura no puede ser superada. La catedral es Católica, y en sus inicios fue una pequeña capilla (que ahora está separa de la catedral en si) dirigida por el Hermano André.

Este párroco es, hoy en día, un icono muy importante de la cultura religiosa de Montreal, y su imagen está por todos lados en la catedral en si. No en vano, fue beatificado por Juan Pablo II en 1982. Entre otras cosas, además de estatuas varias en su nombre, tienen hasta su corazón (si, el de verdad) expuesto cual artefacto sagrado…

 

El corazón del susodicho

 

El hermano André

 

El interior de la catedral

 

La pequeña capilla que comenzó todo

 

Tras la tarde de deporte y turismo, más deporte. Pero esta vez de espectadores: Nos vamos a ver un partido de la liga universitaria de Montreal, UQAM vs Bishop’s. Unos cuantos amigos que jugaron con Emil y Jan en CEGEP (algo así como Junior College en los states, para que nos entendamos. En España no tengo ni idea de cual sería el equivalente) juegan en UQAM. El partido es bastante interesante, y, pese a que UQAM parece dominar, al final de la primera parte el partido está bastante igualado, y nos regalan un final de infarto. Divertido, y lo más impresionante es ver como, no ya en los States, que se supone que la liga universitaria es importante, si no también en Canadá, las universidades cuidan tanto a sus equipos. 10 dolares de entrada si no eres de la Universidad, y la gente los paga. No puedo imaginar algo ni la mitad de parecido en León o en cualquier otro lugar.

Un poco más de Montreal nocturno (para variar), y, luego, a la camita. Mañana es el último día entero que voy a tener el placer de disfrutar, así que a ver si descansamos bien.

 

SÁBADO

 

El sábado me despierto y miro el reloj. Las 4 de la tarde. Wow. Emil baja a buscarme a la habitación y me dice que, por una vez, no me quejaré de que he dormido poco, ¿verdad?. Pues no, no me quejo. Me cuenta el plan para hoy: Ir a merendar/cenar a casa de sus hermanos, y luego salir de fiesta, para variar. Pero esta vez a un Club, como los que salen en los videos de Usher, y tal. Y yo, encantado.

Así que vamos andando hasta casa de sus hermanos, ya que está relativamente cerca, y cuando llegamos, el recibimiento no puede ser más agradable: todo abrazos y buenas palabras. La verdad es que son buena gente, y pasamos una muy buena tarde, comiendo poutine, conversando sobre música y otros temas, y viendo un par de vídeos del youtube.

El video (o par de videos) que fue protagonista esa tarde es el del ínclito Antoine Dodson. No sé si lo conoceréis, pero por si acaso los voy a reproducir aquí:

El primero es una noticia REAL de la televisión estadounidense. Al parecer, en un vecindario, un hombre escaló hasta una ventana e intento forzar a una chica, pero el pastel se descubrió y tuvo que huir. Los reporteros cuentan la historia y entrevistan a Antoine Dodson, hermano de la chica.

 

 

El segundo video es un remix que hicieron de las declaraciones de Antoine. Es un asunto serio, es cierto, pero alguien pensó que el hombrecillo parecía cantar en vez de hablar, y colgó este otro video en youtube:

 

 

Así, que, entre unas cosas y otras, la tarde se nos pasó volando. Casi 5 horas de charla tocando varios temas, intentando aprender francés y español, pero hablando en inglés… Pero llega la hora de despedirse e ir a casa a cambiarse, ¡ya que toca ir al club!

Nos ponemos guapos, un poco de maquillaje (es broma), nuestras mejores sonrisas, y en taxi al downtown. El primer club al que me llevan está dentro de un hotel, y, pese a ser pequeño es impresionante. Sillones de cuero, la iluminación muy cuidada… Eso si, todo muy caro, así que no duramos mucho más de 10 minutos.

Nos vamos a la calle de los clubs (algo así como el Barrio Húmedo leonés) y ya nos metemos al club en el cual vamos a estar toda la noche. Se llama Tokyo, y, la verdad, no hay tanta diferencia entre este tipo de club y los «pubs» españoles. La mayor, la música: mucho hip hop y R&B. Ni punto de comparación. De vez en cuando algo de música latina, pero prácticamente inexistente. Kanye West, Drake, Lil Wayne, Rihanna, Jay-z, Alicia Keys, Usher, Ne-Yo… Os lo podéis imaginar. Drake y Kanye West son los que mas se escuchan ahora por aquí, tanto en Canada como en USA, merced al ultimo álbum del segundo.

 

\»All of the lights, all of the lights\»

 

Así pues, entre canción y canción, transcurre el tiempo, y a las 3 y media, o así, nos echan del local. La hora de cerrar, recoger e irse para casa después de comer algo, que después de tanto baile el estómago esta hambriento. Y más nos vale descansar bien, porque el domingo hay que volver a Fort Kent; entrenamiento a las 7 de la tarde y casi 6 horas de viaje.

 

FORT KENT, DE NUEVO

 

Por suerte llegamos de vuelta a Fort Kent sin ningún percance carreteril, cantando en el coche y con buen humor. Pero cansados, eso si. Nos toca entrenar en el instituto cuando llegamos, ya que la uni sigue cerrada, y nos ponemos a ello deseando que se acabe lo más rápido posible para irnos a descansar. Al final, no es tan malo como parecía, y es bueno volver a ver a los compañeros de equipo después de casi una semana fuera.

 

HUSSON TOURNAMENT

 

Y toda la semana hemos estado trabajando, de trabajos finales y exámenes casi finales, esa ha sido la razón por la que he tardado tanto en actualizar, entre otras. En 10 días se acaba el semestre, como quien dice, y estamos más atareados que nunca.

Además, mañana, sábado, y el domingo, nos vamos a Husson University, a jugar un pequeño torneo de dos días. Va a ser mi vuelta a las canchas desde que me lesionara en el primer partido de temporada, así que a ver que tal. Ya he estado entrenando de forma normal, pero los partidos siempre son bastante más diferentes. Esperemos que funcione bien. Ya os contaré en la próxima entrada, que, pese a los exámenes, espero sea mas pronto que tarde.

 

Un saludo desde el norte!

 

2 comentarios

  1. David

    Hola Llamas me tienes enganchado al blog, me alegro que lo estes pasando tan bien por ahi, espero que tengas muy buen año y seguire leyendo asiduamente el blog 🙂

    Diras que kien soy, no se si caeras, soy David de Ponferrada, que Pablito y Omar me llamaban Macgrady por la camiseta roja de houston de cuando apareci en papalaguinda y no me conociais, no se si con esto te daras cuenta jeje

    Enga cuidate muxo y un saludo

    diciembre 4, 2010 en 3:30 pm

  2. Pablo

    Llamas eres un copion lo de sacarle el dedin asi al barbero lo aprendiste de mi!!!
    Suerte por las Americas!! On fire!!

    enero 23, 2011 en 1:40 pm

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